El poliéster es un material muy resistente, por lo que se emplea con asiduidad en cualquier fábrica de poliéster en la realización de cubas y depósitos para albergar gases, líquidos o sólidos, incluso mezclas de ellos, como ocurre en los depósitos de oxidación. Sus aplicaciones industriales se basan, además de su resistencia como material, en la facilidad de mantenimiento que requieren estos estanques.
Las cubas de poliéster deben cumplir un proceso periódico de mantenimiento y revisión, principalmente cuando su función es la de albergar residuos y material industrial. Estas tareas de mantenimiento se basan en detectar la estanqueidad del recipiente, es decir, si la cuba presenta algún tipo de fuga o escape. Además, como cualquier otro depósito o superficie, requieren una limpieza eventual que se realiza de manera sencilla, debido a la ligereza del poliéster. Si los depósitos son empleados para almacenar productos altamente corrosivos u oxidantes, sí es necesario aplicar cada cierto tiempo un tratamiento específico para evitar escapes.